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Germán Tagle

Germán Tagle

In the crossroad where fiction and history meet, German Tagle has established a place of observation with the intention of catching in his paintings those narrative fragments that allow us to reread the territory where our main cultural icons lie, this is to say, all the output of diverse images taken from paintings, of advertisement, movies, anyplace we can recognize without even being sure we have even really seen it. In a fusion of high and low culture, his art work rules out the “modern” possibility to keep searching for the new and concentrates on the reappraisal of the existing visuality. If the dazzling has already been seen, to look again helps to understand the world further.

His exploration has continued mixing varied images in a game of appearances that many times exposes the self conflict of the historical and social condition of the use of the image. In his experimentation with varied supports, he has not ceased to utilize different fabrics, from Toile du Joui to Denim, or simply raw cotton, pages of books and catalogues, photographs and posters containing printed scenes. His work on the image is conceived as a continuation, an exercise in the search for the original stroke, of the known image on which dense layers of acrylic paint and emphatic, heated fillings are applied. Talking about his woks on different fabrics Yael Rosenblut observes: “ painting on these tapestries is stamping over their candor a sign that delineates the final defeat of the dream where palace fanfare y degradeted to glimpses, to sad simulations, of a splendorous past that the industrial print keeps alive, the same way that an unfolded dream persist in who acquires them in search of unconscious identification with its own personality”.

En la encrucijada donde se encuentran Ficción e Historia, Germán Tagle ha establecido un puesto de observación con la intención de atrapar en su pintura aquellos fragmentos narrativos que permiten releer el territorio donde yacen nuestros principales íconos culturales, es decir, todo ese caudal de imágenes diversas sacadas de la pintura, de la publicidad, del cine, de cualquier parte y que reconocemos sin siquiera tener certeza de haber visto. En una fusión de alta y baja cultura, su trabajo pictórico descarta la posibilidad “moderna” de seguir buscando la novedad y se concentra en la revalorización de la visualidad existente. Si lo deslumbrante ya está visto, volver-a-ver ayuda más a entender el mundo.

Su exploración ha continuado mezclando imágenes variadas en un juego de apariencias que muchas veces expone el conflicto propio de la condición histórica y social que determina el uso de la imagen. En su experimentación con soportes variados no deja de emplear diferentes telas, desde Toile du Joui a Denim, o simplemente algodón crudo, páginas de libros y catálogos, fotos y pósters que ya contienen escenas impresas. Su trabajo de la imagen se concibe como una continuación, un ejercicio de búsqueda del trazo originario, de la imagen conocida sobre la que se aplican densas capas de acrílico y empastes enfáticos con vehemencia. Al comentar su serie de pintura sobre tapicería Yael Rosenblut observa: “pintar sobre esos tapices es estampar sobre ese candor una impronta que señala y demarca la derrota final de esa ensoñación en que la fanfarria palaciega es degradada a atisbos, a simulacros tristes, de un pasado esplendoroso que la impresora industrial hace pervivir, del mismo modo que persiste el sueño desdorado de quien la adquiere en busca de una identificación inconsciente de su propia personalidad”.