Germán Tagle exhibe en Madrid
Germán Tagle
El Territorio Portátil
Galería Daniel Cuevas, Madrid
Dentro de Apertura Madrid Gallery Weekend – Del 12 al 15 de septiembre -
Del 12 de septiembre al 08 de noviembre de 2024
Inauguración: 12 de septiembre de 12 a 22 h.
En esta nueva temporada, y dentro de Apertura Gallery Weekend 2024, Galería Daniel Cuevas presenta la segunda exposición en la galería de Germán Tagle (Santiago de Chile, 1976) donde “paisaje, pintura y cultura” son, a su propio juicio, los tres pilares esenciales sobre los que descansan sus últimos trabajos.
La presencia ubicua del cambio climático y la crisis ambiental empujan al artista a un ejercicio que quiere ir más allá de su descripción alarmista. Ya no se trata de denunciar, mediante los recursos que sean, el actual estado de las cosas. Lo que el pintor nos propone es viajar más allá de la catástrofe a un mundo en el que la naturaleza, a pesar del ser humano, se ha sobrepuesto. En sus óleos, vemos paisajes de otro mundo, imaginarios, resilientes y de una naturaleza enteramente no humana. Un desafío que significa repensar al propio género paisajístico, cuya práctica, desde sus inicios en el s. XVII, implicó entender y ordenar la naturaleza, según criterios que, de un modo u otro, obedecían en general a los dictados que guiaban su propia explotación.
En sus lienzos, recortadas contra aquellos fondos con la precisión del stencil, reconocemos unas formas que semejan vegetales, pero sus contornos no nos parecen totalmente familiares. Se trata de injertos creados por el propio artista a partir de la fusión de las plantas que pueblan su balcón, los árboles y, sobre todo, la vegetación que viven en el bosque milenario que ha sido el foco principal de esta investi-gación: El parque Nacional Siete Tazas en la región del Maule, Chile, donde Tagle pasa temporadas.
El árbol y la planta doméstica, a pesar de ser parte de la misma familia, la flora, por sus características no podrían sobrevivir en un mismo territorio. Es por eso que Germán crea este mundo de ficción, un nuevo mundo que podría permitir la cohabitación. Esta idea se traslada también, como metáfora, a la posibilidad de cohabitar entre seres humanos, para lo cual aparentemente habría que cambiar el mundo.
Lo que el artista hace con su pintura, y su discurso, es permitir el acceso de la imaginación e instalarlo como un horizonte de posibilidades pictóricas y discursivas. En estas pinturas que remiten al género del paisaje, Tagle desarrolla la idea de que a pesar de tener raíces (que sin duda pueden ser bellas y román-ticas), son justamente esas raíces las que te pueden atar a un lugar, o creencia, sin permitirte el cambio, el avanzar en la búsqueda de lo desconocido, de lo “otro”, el ir más allá. A este proceso lo llama El Territorio Portátil. Una forma de tratar el desarraigo, un lugar que puede llevarse en la memoria, en la imaginación o en una maleta donde quiera que el artista vaya.
Germán Tagle realizó estudios de Artes Visuales y Arquitectura en la Universidad Finis Terrae de Chile y ha venido desarrollando su carrera entre su país de origen, Argentina, Brasil, España y EE.UU donde residió varios años. Germán Tagle ha realizado exposiciones individuales en Aninat Galería de Arte (San-tiago de Chile), Centro Cultural Matucana 100 (Santiago de Chile), Galería Patricia Ready (Santiago de Chile), Elga Wimmer PCC (New York), Union Gallery (New York) y ha participado en la Bienal de Curitiba de Brasil, Bienal de Asunción en Paraguay o la Bienal de El Museo del Barrio en New York. Su obra está presente en colecciones como Colección Adrastus, Colección H.E.F., Colección Engel y Co-lección Museo El Barrio de New York, entre otras.
Texto “Los sueños de Germán Tagle”
Introducirnos: otros espacios, otros planetas, otras dimensiones. Cuando vemos la película “The Dreams” (1990) de Akiro Kurosawa, estamos habitando el mundo onírico del cineasta. Ocupamos una serie de sueños ajenos.
En el sueño de Kurosawa “Los cuervos” un estudiante de arte invade la creación pictórica de Vincent Van Gogh: se introduce físicamente en los cuadros, atraviesa los campos de trigo pintados por el holandés en una escena cautivante: de entre la vegetación, las plantas, las flores, los árboles, más que delineados, esculpidos sobre la tela por Van Gogh tratando de evitar que escapen del lienzo. El estudiante camina desorientado. En otro de los sueños de Kurosawa -más bien, en una pesadilla- “El ogro llorón”, un hombre es encuentra con un ogro superviviente de un holocausto nuclear, una catástrofe que ha causado mutaciones en la naturaleza: las flores -dientes de león- son de un tamaño gigantesco.
Vivimos en una época que no parece real, entregados a una permanente pulsión distópica: lo virtual ha invadido nuestro espacio, que, por primera vez, admitimos que es frágil y finito. De la lógica de la conquista hemos pasado a la esperanza del traslado: llevar nuestro hábitat a otro planeta.
Nosotros estamos ahora invadiendo un espacio, el expositivo, y otra dimensión, la creativa. Nos hallamos dentro de los sueños de Germán Tagle. En su universo las plantas traslucen a través de colores artificiales lo que no nos es visible: sus fluidos internos, las variables temperaturas, procesos químicos. Aparecen en entornos “reales” como especies provenientes de otro mundo: alienígenas. Tagle es, a su vez, otro invasor: se apropia de un libro de paisajes chilenos para arrancar sus hojas y pintar sobre la superficie. Lo hace usurpando un oficio: el del científico viajero, que al descubrir nuevos entornos y plantas desconocidas, lucha contra el olvido y las dibuja con precisión. Aquí, el artista -que ya no sé de qué mundo, de qué dimensión proviene, con qué intenciones- describe con colores plantas que quizás nosotros no podemos ver. En última instancia, la pintura también asedia a la fotografía, lo creado a lo real, lo artificial al mundo natural.
Recupero el hilo, tratando de no perderme por los sueños de Germán Tagle y de regresar a la esfera de lo real. Porque lo que se plantea aquí es una cuestión ineludible: Si en lugar de invadir ¿Trasladamos un territorio a otro?
Tagle traslada un territorio, el paisaje mental, a otro, el pictórico, generando el lugar indicado para que sus creaciones evolucionen, para que sus plantas crezcan. El paisaje que Tagle porta, y que viaja de su mente al papel, es el que ha vivido y habitado en el pasado. Pero ese paisaje se sueña desde una gran ciudad y se plasma con una técnica, el stencil, propia del arte urbano.
Este paisaje vive un segundo viaje: la imagen se transporta a nuestra retina, y de ahí, a nuestra memoria. Quizás también germine, eche raíces, y subsista.
Juan José Santos, crítico y curador